miércoles, 30 de enero de 2013

Sobre la Tortura


Sobre la Tortura
Ernesto Sábato



Supongamos que una raza superior a la nuestra invadiera la Tierra, nos sojuzgara, nos utilizara para cometer experimentos científicos con nuestros niños, extirpándoles el páncreas o la glándula tiroides o les inyectara células cancerosas para ver qué pasa; o sea lo que hicieron los médicos nazis en los campos de concentración con los judíos.

¿Qué diríamos, quién haría caso de nuestros gritos y  aullidos, del horror que sufrirían los padres o novios de los sufrientes?

Esto es exactamente lo que pasa en los países avanzados de nuestro planeta con los perros, cobayos, conejos y monos. No sólo en  las naciones científicamente más destacadas, también aquí.

Millones de indefensos animales sufren y mueren cada año en hospitales y centros de investigación de todo el mundo y cientos de miles de estos sacrificios se realizan en nuestro país. Diversas especies son envenenadas, infectadas, contagiadas de cáncer y sometidas a cirugía experimental.

La discusión de si estos experimentos son necesarios desde el punto de vista científico demuestra la amoralidad de la ciencia, ajena a principios religiosos o éticos. Esa ciencia que según creían los deslumbrados fanáticos del progreso iba a resolver no sólo los males físicos del hombre sino también los metafísicos.

En este ocaso del siglo XX, animales esclavizados, enjaulados, indefensos e inocentes -como sólo pueden serlo los animales- son atormentados hasta la muerte, lo que revela que el famoso progreso –que ellos escribían con mayúscula- nada tiene que ver con los supremos valores del espíritu humano.

¿No es hora de volver la vista hacia esos pobres seres que San Francisco de Asís consideraba como sus hermanos? 

Reproducido en Revista Tiempo Animal, no. 1, México, 2008.

sábado, 12 de enero de 2013

Respuesta al señor Rafael Cardona


Respuesta abierta al Señor Rafael Cardona sobres sus comentarios, en el programa de radio “El cristalazo”, acerca de los perros que viven en la calle*

Señor Cardona, en este país, como en todo el mundo, hay algo mucho más preocupante que esos “perros que nos infectan”, como usted, despectivamente, lo ha dicho: hablo de esa ideología retrógrada e intolerante que nos infecta, y de la que, sin duda, usted es un buen ejemplo. Es la ideología de la discriminación y el odio hacia los animales, de la que deberíamos sentir vergüenza y no hacer de ella una apología, como usted lo ha hecho en unos pocos minutos. Si alguien se encuentra en una situación desfavorable debemos socorrerlo; si no podemos hacer nada, por lo menos no lo perjudiquemos: y eso es precisamente lo que usted está haciendo con sus desfavorables comentarios.

¡Odiar y despreciar a los animales! Señor Cardona, esos perros defecan, como usted y como yo, y no sólo los excrementos de esos “perros que nos infectan” contaminan el ambiente: también los suyos y los míos. Pero, como dije al principio, eso no es lo más preocupante: lo que más me preocupa es que personas como usted sólo puedan ver en esos animales seres que producen excrementos y “nos infectan”: Señor Cardona, esos perros están vivos, como usted y como yo, y, al igual que nosotros, sienten y desean vivir. ¿Eso usted no lo puede ver? ¿Verdad que también es preocupante? Y más preocupante aún es que alguien como usted, que seguramente se siente muy culto (ya que ha dicho que la conducta de los protectores respecto al problema de los perros que viven en la calle no es culta) no pueda ver esto. Desgraciadamente, al escuchar sus comentarios, no puedo dejar de pensar que personas como usted, efectivamente son seres que sólo defecan y contaminan, pero no sólo con sus excrementos, sino también con sus pensamientos.

Como usted no es capaz de ver que esos animales aparte de defecar también sienten, propone una “solución” propia de su ideología: ¡matarlos a todos! ¿Es esa una solución culta, civilizada, humanitaria? Déjeme decirle que la “solución” que usted propone ni es culta, ni civilizada, ni humanitaria, es más, ni siquiera es una respuesta bien informada. Y eso es una verdadera vergüenza, porque usted es periodista, y antes de hacer sus desatinados comentarios por lo menos debió informarse, ya que al parecer no sabe que desde hace años, las sociedades protectoras de animales y una gran parte de la sociedad civil están exigiendo, a todos los niveles de gobierno, campañas permanentes de esterilización masiva, precisamente para evitar estos problemas. Ésta sí es una solución civilizada, no como la barbarie que usted propone.

Habla usted de eliminar la fuente del problema, es decir, en su lenguaje, eliminar a los perros. Evitar que nazcan más perros es ya, sin duda, una parte de la solución, sin embargo este problema persistirá mientras no se ilegalice la compra-venta de animales. ¿Por qué no ha propuesto nada de esto? ¿Será que su “solución” únicamente está basada en el desprecio que siente hacia esos animales que “nos están llenando de mierda” y no en un análisis serio de la situación? Ha dicho usted, además, que hay que sacrificar a esos animales “que no contribuyen absolutamente a nada”: otro comentario desatinado. Esos animales no sólo “defecan”, también contribuyen a la limpieza de esta ciudad (que según sus juicios de valor está más cerca de Nigeria que de Nueva York) alimentándose de los desperdicios y la basura que la gente tira en las calles.

Ha dicho también que los protectores de animales deberían tener vergüenza por la situación en la que se encuentran los perros de la calle. ¿Y por qué los protectores de animales deberían sentir vergüenza, si hace años que están exigiendo un cambio real en las leyes para acabar con esta situación? ¿También tienen la culpa de que los politicastros en el poder no les hagan caso? La gran mayoría de los protectores trabajan independientemente, sin recibir recursos del gobierno. Conozco personalmente a muchos de ellos que hacen una labor altruista privándose de muchas cosas para poder ayudar a los perros en situación de calle. Muchos, incluso, son agredidos, cuando intentan ayudar a los animales. ¿Por qué deberían sentir vergüenza? Hay personas que incluso estando ellas mismas en una situación desfavorable ayudan a los animales, y créame que jamás les ha pasado por la cabeza la idea de exterminarlos, porque en este país no todas las personas juegan a ver “quién atropella más perros en las vías rápidas de la ciudad”. ¿No es usted el que debería sentir vergüenza?

Yo siento vergüenza de este país, especialmente de sus medios oficiales de comunicación, de quienes deberíamos esperar un poquito más de lo que constantemente nos ofrecen. Esperamos, como en este caso, soluciones informadas y análisis serios, no cualquier opinión chapucera como la que usted está gestando a partir del caso de los perros de iztapalapa.

Mostrando un completo desprecio por la vida de los perros en situación de calle propone su “sacrificio masivo” (eufemismo que utiliza para referirse a una matanza) porque tiran caca al suelo (sic). Como supongo que usted ni siquiera es vegetariano (ya que no muestra ni un mínimo de empatía por los animales) debe saber que los animales que usted se come y los que son criados con ese fin en todo el planeta, cada año defecan millones de toneladas de excremento, ¿por qué no propone la abstención del consumo de productos de origen animal ya que son una fuente importantísima de la contaminación del medio ambiente? ¡Porque una vez más usted sólo habla por hablar!

Hizo también mención de los seres humanos que defecan en la calle. ¿Con ellos que hacemos? ¿También los exterminamos? Porque sin duda esos excrementos también contaminan ¿O dirá que hay que tomar otro tipo de medidas porque ellos pertenecen a nuestra especie? Si es así, entonces toda su opinión está fundada en un criterio discriminatorio y arbitrario.

Por lo demás, ¿no le da vergüenza que siendo usted un profesional de la comunicación, después de proponer algo tan espantoso como la matanza de los perros en situación de calle, se quiera hacer el gracioso diciendo que hay que exterminar a todos “menos al perro Bermudes y al perro aguayo”? ¿Le parece a usted ésta una cuestión de risa?

El problema de los excrementos de los perros al aire libre efectivamente existe, pero debemos darle una solución racional, no la primera y la más absurda que se nos venga a la mente. Nosotros como sociedad hemos creado este problema y como sociedad debemos solucionarlo: los culpables somos nosotros, no los perros. El hecho de que se encuentren en una situación desfavorable no nos da ningún derecho a disponer de sus vidas y exterminarlos, todo lo contrario, el mismo hecho de que se encuentren indefensos hace que nuestra preocupación por ellos sea aún mayor.
Raúl Cruz Nicolás
tiempoanimal@hotmail.com

*Dicho programa se puede escuchar en este enlace: